viernes, 28 de noviembre de 2014

HISTORIA: LA ORACIÓN RESPONDIDA

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Amiguitos, la biblia habla sobre un profeta llamado Elías, que enseñaba sobre la voluntad de Dios para las personas. Él respetaba y obedecía mucho a Dios, y por eso muchos milagros sucedían cuando usaba la fe. Cierta vez, Elías oro para llover y así sucedió, una vez bendijo una viuda que estaba pasando por una gran hambre, en fin, él era muy usado por Dios. Pero, un día Elías hizo un gran desafío con los profetas que adoraban dioses falsos. 
El profeta Elías dijo para el rey Acab que juntara a todos los profetas que servían a esos dioses y mando que el pueblo de Israel también estuviera presente. Amiguitos, muchas personas del pueblo de Israel, que era el pueblo de Dios, estaban obedeciendo a los profetas de Baal, un falso dios, e hacían cosas erradas que desagradaban a Dios. Entonces, todos se reunieron en el monte Carmelo y Elías hablo para el pueblo que no podía dudar, y que debería decidirse: o servir a Dios o a los dioses falsos. 
Entonces, Elías hizo un desafío con los profetas de Baal diciendo:“hagan un altar para sus dioses y preparen un sacrificio para ellos, llámelos, y después yo voy a hacer la misma cosa, y clamare a mi Dios. y el Dios que derrame fuego sobre l sacrificio este será el verdadero Dios.” ¿Qué valiente fue Elías, no es así? Él creía que Dios le respondería y no tuvo miedo aun teniendo que enfrentar a 450 profetas. 
Los profetas se quedaron gritando hasta el mediodía y no obtuvieron ninguna respuesta. Pero, Elías hizo apenas una simple oración y dijo: “O Señor Dios, muestra que el Señor es el Dios de Israel, el verdadero, y que yo soy Tu profeta. Respóndeme...” Grupo, Dios oyó y respondió la oración la oración de Elías y el fuego cayo de los cielos sobre el altar y el sacrificio, conforme Elías había determinado, el pueblo se arrodillo y grito: “el Señor es Dios! solo el Señor es Dios!”
Amiguitos, sabían que Dios nunca estará ocupado para respondernos, Él nos ama y quiere hacer milagros en nuestra vida, basta solamente que nosotros pidamos con toda fe y determinación y, así como Dios respondió a Elías, también va a responder a nuestra oración. Quien entendió levante la mano! ¡Amén!

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